Textos y claves…
CIDA, entrada a fase de coordinación
Miguel Ángel Arrieta
A principios de julio, José Ángel “G”, identificado como El Capuchino, líder del Cártel Independiente de Acapulco, (CIDA), recibió una llamada desde el Estado de México en la que un aliado de la Familia Michoacana le alertaba de un operativo para detenerlo. La información sirvió para que el Capuchino reforzará sus medidas de seguridad, pero al final de cuentas siguió la recomendación de salir del puerto por unas semanas, mientras, suponía, descendía el nivel de la persecución.
Se trasladó por la carretera Acapulco-La Unión para de ahí pasar a Michoacán por Lázaro Cárdenas, donde permaneció unos días. Su problema es que la radio señal de los teléfonos que utilizaba ya estaba localizada en los radares de la Fiscalía General de Guerrero apoyada en trabajos de inteligencia por la Coordinación Nacional de Secuestros y la Guardia Nacional, lo que permitió el seguimiento de su ubicación y disponer de datos para detectar el paradero de Edgar Saúl “L” alias el Negro Pipa, segundo al mando del CIDA e investigado como probable responsable del homicidio de la comunicadora youtuber Leslie Ann Pamela “N”, conocida como “La Nana Pelucas” en febrero de 2018.
Al Negro Pipa lo detuvieron en Puebla, donde había establecido su centro operativo para coordinar a la distancia las actividades de secuestro, ejecución, extorsión y robo en colonias y mercados de Acapulco, siempre bajo las órdenes del Capuchino.
El reporte de inteligencia de la Fiscalía de Guerrero, señala que el perímetro para ubicar a ambos criminales había sido trazado una semana antes de la detención, y para ello se solicitó la participación de las fuerzas ministeriales de Puebla y Michoacán.
Se trataba de “objetivos prioritarios” definió el Gobernador de Guerrero Héctor Astudillo Flores, dado el elevado grado de violencia con que opera el CIDA para inducir terror en la sociedad acapulqueña.
El Cártel Independiente de Acapulco es una escisión del grupo de los hermanos Beltrán representado en Acapulco por Edgar Valdez Villareal, La Barbie, y su nacimiento se da cuando Moisés Montero Álvarez, alias el Coreano, sicario a las órdenes de Valdez Villareal decide separarse para formar su propia familia tras la detención de su jefe, en octubre del 2010.
A Montero Álvarez se le imputa ser responsable de la ejecución del líder de comerciantes y transportistas Antonio Valdés Andrade, y del incendio del Acatianguis en abril del 2011.
Durante la última década, el liderazgo del CIDA lo han ocupado diversos criminales, en un contexto de relevos motivados por guerras internas entre las células que lo integran y golpes de cuerpos policiales a la organización.
De hecho, desde que el crimen organizado se convirtió en el problema número uno del país, las bandas delincuenciales se mantienen en un contexto de lucha permanente entre los mismos grupos para controlar y expandir sus zonas operativas. Pero en Acapulco, el CIDA ha logrado mantener cierta cohesión debido a que concentra su logística bajo un concepto local dominante del 80 por ciento de la extorsión, por lo que sus líderes no se ha desviado en afanes de crecimiento hacia otras regiones o estados.
La desarticulación de los líderes del CIDA se logró después de un prolongado seguimiento a los movimientos de halcones y cobradores de derecho de piso pertenecientes a esa organización. La Coordinación Nacional de Secuestros y la Fiscalía estatal detectaron al cabo de once meses capturar dos números telefónicos desde los que se coordinaba gran parte de la estrategia delictiva del cártel acapulqueño.
Y todavía debieron pasar otros dos meses para confirmar que se trataba de la pista correcta.
La ejecución de Leslie Ann Pamela, youtuber identificada como la Nana Pelucas se registró en la primera semana de febrero del 2018. La tarde del día cinco, dos hombres llegaron al restaurante “A Todos los Santos” ubicado en el fraccionamiento Costa Azul y luego de solicitar el servicio se pararon y descargaron sus armas calibre 380 contra la víctima.
Uno de esos dos criminales es, presuntamente, Edgar Saúl “L”, el Negro Pipa, jefe operativo del CIDA, a quien se le liberó orden de aprehensión por ese asesinato, entre todo un catálogo de crímenes que se le señalan.
Al final de cuentas, la fase de ajustes y desajustes que detonó durante buen tiempo la falta de coordinación entre corporaciones estatales e instituciones nacionales de seguridad para uniformar prioridades y cruzar información de inteligencia, parece haber sido rebasada después de que todos los análisis confluyen en la inutilidad de insistir en estrategias fallidas e incompletas del gobierno federal.
El golpe al CIDA revela la funcionalidad de la coordinación, así de fácil.